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martes, 5 de julio de 2011

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domingo, 3 de julio de 2011

La leyenda del silbón.



Se cuenta en los llanos de Venezuela y Colombia la historia del Silbón, un muchacho que tras asesinar a su padre está condenado a vagar por el mundo cargando con un saco lleno con los huesos de su progenitor.

Hay dos historias diferentes que narran la truculenta historia del Silbón. La primera explica que el chico asesinó a su padre después de enterarse de que éste se había acostado con su mujer.


La segunda, mucho más cruel, dice que el Silbón era un muchacho cruel y malcriado que mató a su padre para comerse su hígado y corazón, después de que éste no pudiera cazar el venado que a su hijo se le había antojado almorzar.


El Silbón, como su nombre indica, emite un silbido característico por el que es fácilmente reconocible. Si el silbido se escucha cercano, no hay peligro, ya que el Silbón está lejos.


Pero, ¡ay de aquél que escuche lejanamente el silbido! Eso significará que este ser está cerca, casi tanto como la muerte del desgraciado que haya oído el silbido

La leyenda de Rufina Cambaceres.



Esta leyenda es una de las mas fuertes que se conocen sobre el Cementerio de Recoleta, en Argentina. Rufina Cambaceres tiene dentro de este una escultura donde se ve a la joven hija del escritor argentino Eugenio Cambaceres. Este se casó con una bailarina italiana Luisa Baccichi, con quien tuvo una única hija.

Cuando Cambaceres murió, Luisa y Rufina quedaron solas. La niña se volvió introvertida y solitaria, algo que se marcó aún mas cuando su madre se convirtió en la amante del futuro presidente Hipólito Yrigoyen.

Rufina ya tenía 14 años, era una joven hermosa y a pesar de que muchos jóvenes la “perseguían” ella los trataba con indiferencia. El 31 de mayo de 1902, cumpleaños número 19 de Rufina, la madre organizó una enorme fiesta para luego ir a escuchar música lírica al Teatro Colón, el mas importante del país.

Al terminar la fiesta y antes de partir al Colón, Luisa escuchó un grito aterrador de una mucama, fue a la habitación de Rufina y la encontró muerta. Un doctor confirmó que fue un síncope. El día siguiente Luisa e Hipólito Yrigoyen la sepultaron en el Cementerio de Recoleta.

Un tiempo mas tarde, un cuidador de esa bóveda, avisó que encontró el ataúd de Rufina abierto y con la tapa rota. Acá comenzaron las diferentes versiones:

La oficial declara que fue un robo, ya que la niña fue sepultada con sus mejores joyas. Sin embargo, Luisa vivió torturada por la convicción de que su hija había sufrido catalepsia y fue sepultada viva.

La leyenda cuenta que arañando el cajón Rufina logró salir y ver el cementerio. Pero las puertas de la bóveda estaban cerradas, lo que la hundió en la desesperación y volvió a morir por un ataque al corazón. Es así como una estatua hoy la representa con la mano aferrada a la reja de la bóveda, tratando de abrirla.

Sobre el momento de su muerte, se dicen muchas cosas, desde que fue catalepsia, hasta que se supone que una amiga le contó mientras se arreglaba para el teatro, que su novio era también el amante de su madre. El impacto de este hecho le generó el sí
ncope.

Leyenda del Espantapájaros.



Se dice que durante el año 1967 en los Estados Unidos, un grupo de estudiantes de una Universidad solía entretenerse tomando al joven menos popular de la escuela para golpearlo y atarlo en medio del campo vestido de espantapájaros. El pequeño detalle, es que en una oportunidad el maltrato se les fue de las manos, dejando al joven muerto.

Tres años mas tarde, nuevamente el alumno menos popular se transformó en la víctima, acabando en el medio del campo durante la noche, hasta que fuera rescatado por un joven golpeado que no emitió ni una palabra.


Sumamente agradecido y aliviado, el chico se fue a su casa y al día siguiente al volver al colegio notó que dentro del mural de los estudiantes fallecidos, se encontraba el joven que lo había ayudado la noche anterior.


Claro está que desde ese momento nadie volvió a realizar esto a sus compañeros, por temor a una nueva aparición del joven.






El rey de la mugre: rompe récord por 37 años sin bañarse

En 1974, prometió no volver a ducharse por consejo de un sacerdote que le aseguró que de ese modo sería bendecido con un hijo varón

Un hombre de 65 oriundo de la India decidió no volver a bañarse hasta que no tuviera un hijo varón. Después de siete hijas y 37 años, al menos sacó un récord en limpio: el de mayor cantidad de tiempo sin tomar una ducha.



Kailash Singh, un indio de 65 años, hizo la promesa de no volver a bañarse hasta tener su primer varón. El hombre ya tenía siete hijas con su mujer, pero el tiempo pasó y simplemente no tuvo más hijos.



En 1974, Singh prometió no volver a someterse a la ducha diaria por consejo de un sacerdote que le aseguró que de ese modo sería bendecido con un varón. Hoy en día, el hombre sólo se da "baños de fuego" por las noches, cuando danza alrededor de una fogata en su hogar.



Por ahora, Singh resolvió que no se bañará, pero sí se lava los dientes y las manos para evitar enfermedades.